ALVARO ALVAREZ

 
 

iNTRODUCCION

Soy Álvaro, que gusto conocerte. Regularmente después de decir ni nombre debo aclarar cómo debe pronunciarse (por lo menos en Estados Unidos, sí), acompañado de una cara de sorpresa cuando descubren que mi apellido es Álvarez. Mi nombre completo es Álvaro Andrés Álvarez Bustamante y soy artista visual. Nací en San Diego, California y crecí en Tijuana, México, lo cual me convierte en un “Border Boy” como millones por estos rumbos. Esto significa que mi vida esta entrelazada en ambos lados del muro fronterizo que divide a México y Estados Unidos.

Funde mi estudio de arte durante el año más memorable en la historia moderna: el gran 2020. Aunque mi intención era abrir mi estudio antes de la pandemia del COVID-19, decidí que no quería que eso representara un pretexto para posponerlo.

Mi práctica artística es binacional, y se especializa en tres temas principales: la representación arquitectónica, la hotelería como un escenario de historias y la neurociencia como terapia artística. Estos tres pilares conceptuales son muy significativos debido a mi carrera profesional pasada y mi identidad personal que fortalecen mi meta de vida que es el crear apasionadamente y libremente arte con amor e integridad.


Mi Arte

El aspecto que más me gusta del arte es que es ilimitado. No solo por su resultado sino también sus potencialidades, especialmente en la relación de los que crean el arte y los que lo viven como audiencia. Quizá suene planetario, pero verdaderamente creo que el arte le pertenece a cualquiera que desee expresarse al mundo a través de este, así como simultáneamente también le pertenece a cualquier que desee admirar, experimentar, y vivir el arte creado por otros seres humanos. No se trata de exclusividad.

Siendo un joven muy curioso, me emociona lo que se va descubriendo y revelando durante el proceso de creación del arte – y como es que el arte en sí cobra vida y tiene voluntad propia. Es por eso que pintar con tinta es muy especial para mí, porque me identifico mucho con su materialidad – tiene una emoción innata, y al mismo tiempo posee la flexibilidad necesaria para adaptarse a cualquier circunstancia. Creo que la tinta al ser liquida tiene una mente propia, cualidad que respeto fuera y dentro de mi estudio; ese libre albedrio le da a la tinta una cualidad humana, cargada de fuerte pigmento y color.

Adoro conocer y aprender de cualquier individuo empoderado – mujeres, minorías étnicas, personas LGBTQ+, personas con habilidades físicas diferentes, y marginalizados. La capacidad que uno tiene de proyectar su fuerza interna es para mí una de las muestras más bellas de la voluntad del ser humano. Mi intención es contar estas historias inspiradoras por medio del arte, usando como herramientas principales la representación arquitectónica y al hotel como un medio narrativo.

Mi FAMILIA

Cuando volé al otro lado del continente para seguir mis estudios universitarios y dejé mi hogar por casi diez años, aunque me sentí apoyado y alentado cada minuto que estuve fuera, fue hasta que volví a casa en el 2019 que pude comprender el inmenso valor de vivir los sabios consejos de mi madre y del resto de mi familia; soy muy afortunado.

 

Desde entonces he trabajado en mejorar mi autoestima, fijar límites sanos y defender mi gozo y felicidad, ante todo. Me identifico mucho con la tradición Japonesa del Kintsugi, que al igual que marca la práctica de esta tradición he aprendido a honrar mis cicatrices y celebrar cada lección aprendida.

Similar a la vida de otros colegas artistas, necesitaba un ingreso para sustentarme financieramente mientras creaba obras y hacia arte, así fue como al comienzo de mi nuevo emprendimiento como artista también trabaje en el negocio familiar, en unas oficinas y bodegas en San Diego de Lunes a Viernes de 9am a 5pm, teniendo la gran dicha de trabajar para mi familia mientras me estabilizaba económicamente y al mismo tiempo ayudaba para que el negocio prosperara.


Algunos Momentos de mi Pasado

Aprendí inglés hasta que tenía once años y comencé a dibujar desde mucho antes. En tercero de primaria, durante la  clase de matemáticas yo dibujaba edificios en mi cuaderno y los titulaba como si fueran mis propios hoteles. Apenas pude completar ese año el curso, pero desde entonces seguí dibujando; creando mundos nuevos con lápiz y regla.

Durante mi adolescencia, aprendí a dibujar retratos y paisajes; esto fue mi entrenamiento de arte clásico en la Gran Recesión, en el desierto de California llamado Hemet. Debido a la presión económica de aquel momento para estudiar una buena carrera, hice la mayor cantidad de actividades sobresalientes que pude: atletismo, fundé un programa de tutelaje académico, e incluso participé en política educacional. A los 16 años, fui unos de los candidatos considerados para unirse al Consejo Estatal de Educación de California (CSBE en Inglés), lo cual me permitió presentar reformas y propuestas legislativas a senadores en Sacramento y en mi propio distrito escolar.

Estas maravillosas experiencias, junto con mis buenas calificaciones y un portafolio artístico, me honraron en el 2010 con el premio a estudiante del año en mi preparatoria (West Valley High School), y después la admisión al programa de Arquitectura de la Universidad de Cornell en Nueva York, lo cual me llevó al otro lado del país. Comparado con mi niñez en escuelas Mexicanas, disfruté mucho la libertad de las preparatorias en Estados Unidos – y quería la misma experiencia (tipo-Hollywood) en una universidad. No me uní a ninguna fraternidad, pero tuve muy buenos amigos y juntos tuvimos fiestas legendarias en nuestro departamento que estaba ubicado arriba de una tienda de bagels. Dejando a un lado las fiestas, también tuve un trabajo de medio tiempo para obtener algún ingreso extra mientras acumulaba miles de dólares en deudas por los préstamos estudiantiles. La carga académica de arquitectura era rigurosa y nos exigía demasiadas noches sin dormir, pero me ayudó a crecer como futuro diseñador. Mis investigaciones académicas incluso me llevaron a Europa a explorar museos y a exponer dos veces en el Instituto Salk en La Jolla, CA acerca de la relación entre la arquitectura y la neurociencia.

No hace falta decir que cuando por fin terminé la carrera en el 2015, tenía unas ojeras que se extendían hasta mi sonrisa. Aunque estaba exhausto, inmediatamente días después de la ceremonia de graduación me mudé con muchas ganas a la ciudad de Nueva York para comenzar mi trabajo soñado de aquellos tiempos, diseñando hoteles en el despacho de Rockwell Group. Poco tiempo pasó para ir ascendiendo profesionalmente en la compañía y me convertí en uno de los supervisores de obra más jóvenes de la empresa a los 26 años (si me permiten presumir por un momento), disfrutando de una cercana relación con mis clientes y colegas.

Después de haber completado uno de mis proyectos más grandes, la torre de 15 Hudson Yards en Manhattan, reflexione sobre mi desempeño aquellos últimos años y concluí que triunfe en ese trabajo no por tener algún talento o carisma particular, sino por mi voluntad para aprender y adaptarme (lo que explica también los logros previos en diferentes campos). Con esta nueva seguridad, mi fe en una carrera artística propia creció exponencialmente y he visualizado mi futuro como un artista de tiempo completo.

Al cerrar el capítulo en Nueva York, entendí que mi pasión por la arquitectura era por su posibilidad de crear mundos y espacios ilimitados, y no por su construcción o gestión (aunque fue divertido). Estas posibilidades las puedo explorar más en un reino de medios artísticos.

Cuando regrese al sur de California aún seguía cansado, pero aun así no perdí nada de tiempo y actualice mi currículum para encontrar un trabajo aquí, pero pronto note que mi corazón en realidad no estaba entregado a la búsqueda de un empleo para trabajar para una empresa. ¡Más bien, deseaba ser mi propio jefe como un artista de tiempo completo!

Fue así como después de brevemente sobre-pensar las cosas, nació la idea de emprender mi propio negocio para inmediatamente poner en marcha mi plan: comencé a tomar clases de arte en universidades locales, publique un libro de arte junto colegas y artistas locales, y habilite un pequeño pero próspero estudio de arte en mi departamento; y a pesar de la pandemia COVID-19 mi nueva carrera como artista tomó vuelo y poco a poco mi práctica fue creciendo.

Por años viví una vida rápida y furiosa, y gracias a la ayuda de muchos y después de haber hecho cambios positivos, ahora aspiro a tener una vida balanceada y estable, tal como una tortuga. Así que como dicen en Italia, "chi va piano, va sano, e va lontano." Estoy emocionado por mostrarles mis obras y por favor no duden en contactarme si tienen alguna pregunta, comentario, o solo para decir hola. Les deseo mucha salud y bienestar.

Con Mucho Amor,

Alvaro


La Arquitectura

Amo la arquitectura, es una fuente de inspiración profunda en mi trabajo artístico. La amo tanto, que decidí estudiar la carrera de arquitectura por cinco años para después ejercerla otros cinco años más. Aunque me considero artista de nacimiento, fue hasta que terminé mi primera etapa como “arquitecto” al diseñar y construir dos grandes proyectos en Nueva York, y fue cuando finalmente me sentí decidido a dedicar el resto de mi vida al dibujo y la pintura.

Que no quede duda alguna: no puedo deshacerme del arquitecto que llevo dentro y si me emociona mucho la profesión. En las palabras de mi querida madre, “la arquitectura es una profesión muy bella,” y como siempre, mamá tiene razón.

Así que durante 10 años en la profesión convencional, obtuve mi título universitario seguido por un trabajo de tiempo completo, y concluí que lo que más me llena el corazón es el arte arquitectónico. Es por medio de esta participación que quiero contribuir al ámbito profesional e impactar esta bella disciplina, creando obras y conceptos arquitectónicos que no estén restringidos por los parámetros típicos de la industria, y logren expresarse libremente.

 

HotelerIa

Crecí en Tijuana y en San Diego; era un niño rodeado por hoteles. Ambas ciudades fueron construidas por visitantes (migrantes) – unos viajando hacia ellas, y otros viajando por medio de ellas. Cada vez que mi familia y yo visitamos un hotel en la ciudad, le pedía permiso a mi mamá para ir a explorar los pasillos y cada piso del hotel. Ella me acompañaba a veces, o  bien me decía que fuera con cuidado si iba solo, y yo arrancaba a ver y explorar todas las esquinas del hotel ¡Ya se imaginan mi emoción cuando visite Las Vegas por primera vez – una ciudad de hoteles! Sin mencionar mi obsesión por la película “The Shining” de Stanley Kubrick.

Durante mis años universitarios tomé cursos de hotelería e incluso trabajé en un hotel local como mesero de eventos durante cuatro años. Lo único que me falta es un tatuaje en el brazo de un hotel. Pero bien en lugar de un tatuaje, obtuve después de la universidad un trabajo en uno de los mejores despachos de diseño de hotelería. Ahí aprendí a crear el escenario físico para las experiencias que brindan un lobby o una habitación e incluso años después supervise el diseño y obra de mi propio proyecto (un hotel, claro).

Fue en mi cumpleaños número 27 que me di cuenta que había vivido mi juventud profesional de trabajo en trabajo en la industria hotelera, comenzando por lo académico, luego lo operacional y más recientemente diseño y construcción. Después de haber explorado todas las opciones convencionales, resumí que mi amor por los hoteles no reside en su construcción; más bien en su habilidad de convertirse en máquinas para relatar historias


 

Terapia Artística

Como se habrán dado cuenta, tiendo a hacer demasiadas actividades, y peor aún, sobre-pienso mucho las cosas. Por más tormentosas que sean estas cualidades, me han servido mucho académica y profesionalmente, e inclusive por muchos años las adopte orgullosamente como parte de mi identidad. Hace unos años, cuando más agotado estaba, recuerdo haber querido que el mundo y el tiempo se detuvieras para poder recuperar mi aliento y un descanso de mi vida acelerada.

Pero más tarde que temprano, descubrí los límites de mi salud. Después de años de priorizar mi trabajo sobre mi bienestar físico, ahora estoy en un camino hacia la paz mental.  Me tomo mucho tiempo y muchas herramientas emocionales aprendidas de mis terapeutas para recuperarme de trabajar compulsivamente. Hoy, aún con un largo camino al frente, me llena de gusto compartir que mi salud emocional nunca había estado tan bien y el Arte ha desempeñado un papel muy importante en esta recuperación.

Para sanar, aprendí a pedir ayuda. La “Terapia Artística” como se vive en mi estudio no es yo impartiendo terapia o clases para otros, en realidad no estoy calificado para tal función. Más bien es una oportunidad para yo compartir mi trayecto al bienestar por medio del arte, para que otros que actualmente no pueden expresar sus sentimientos ya sea verbal o por escrito, puedan inspirarse en encontrar su voz por medio de la pintura, el dibujo, esculturas, fotografía, o cualquier material con el que se sientan cómodos.

La configuración predeterminada de mi mente es “sobre-piensa todo,” por lo que debo de hacer un esfuerzo constante para hacer una pausa, prestar atención a mi respiración, relajar mis hombros y quijada. Es el arte que me permite descargar todas las ideas y pensamientos que estén tomando espacio en mi mente – dando algo de alivio al peso que carga mi alma todos los días y filtrando cualquier negatividad. Este proceso me ha ayudado a entenderme mejor y le puede ayudar a otros también.

 
 

 

Misión

Considero que el arte es un medio maravilloso de comunicación universal - y verdaderamente es Universal - en todos los sentidos. Es parte de la vida de todos, independientemente del idioma que hablen. Mi misión como artista es seguir y avanzar con esta expresión y así ayudarles a otros a expresarse también de manera artística.

Durante la universidad nuestra profesora del primer semestre, Yehre Suh, nos enseñó que cualquier persona puede tener una idea, pero se requiere del rigor y de la ejecución para convertir esa idea en una realidad. En esta primera lección aprendí a distinguir las diferencias entre lo "real" y lo "ideal." Al ejercer mi carrera profesional como arquitecto, comprobé que solo las mejores ideas y lo conceptos más fuertes soportan el arduo y traicionero proceso de construcción para convertirse en realidad.

Mi misión es crear arte que valore los Orígenes y el crecimiento de una idea, no solo el resultado final. Si bien realizada correctamente, una obra de arte puede compartir con su audiencia no solo su forma completa, sino también el proceso que vivió hasta convertirse en una realidad.

 

Visión

Soy optimista respecto al futuro, y no solo el mío, sino también en nuestro futuro colectivo como humanidad. Estoy convencido de que en esta tierra existen más personas que desean el bien de otros y quieren mejorar el planeta, que las personas que desean el mal. Nuestro cambio como sociedad e individuos no solo es inevitable, sino que es natural. Así como un árbol no se resiste para soltar sus hojas y en cambio se las sacude y las deja ir para que nuevas hojas puedan crecer, yo requerí meses de terapia y meditación para aceptar que la mayoría de los cambios son positivos e inclusive esta mentalidad forma parte de mi práctica artística hoy.

Cuando éramos niños casi diario coloreábamos y pintábamos en la escuela, así como en los asilos lo hacen también de nuevo los adultos mayores. Pareciera ser que evitamos el arte en el transcurso de la mitad de nuestra vida; lo cual es anti-intuitivo ya que es ahí cuando más necesitamos un escape creativo para equilibrar nuestra alma. Es común no sentirse cómodos pidiendo ayuda, pero podemos usar la infinidad de herramientas que nos ofrece el arte para comunicarnos y expresar nuestros sentimientos. Mi visión del futuro es un mundo en el que el arte pueda ser expresado y disfrutado por cualquiera que lo quiera y necesite.

 

 

Artist Statement: Limites Imperfectos

Límites imperfectos se auto identifica como bordes, densidad, libertad, y restricción. Con esta obra mi intención es capturar su mirada y atraerlos al vórtice de la pintura mientras su ojo observa todas las líneas trazadas. Creada con pincel y tinta, el objetivo siempre fue crear un campo de juego en el que la tinta pueda fluir libremente sin salirse del perímetro implícito.

La escala de la densidad del lineado es lo que genera la sombra y su ausencia en sí crea espacios de luz, dándole a la obra movimiento mientras sus líneas viajan por ella. Todas las orillas son sugeridas, creando un perímetro invisible el cual el líquido de la tinta no se atreve a cruzar.

Límites Imperfectos está en busca de un equilibrio entre la libertad y las restricciones - la misma dualidad con la que personalmente tengo que negociar todos los días. Este trabajo representa el impulso ambicioso que tengo de crear una gran imagen cargada de información e inmediatamente (casi desesperadamente) instruirle un sentido de control para tratar de tener una relación sana con la pintura. Las dimensiones del papel son grandes, aunque la escala del contenido interno varía ya que busca entablar relaciones a nivel macro y micro.

Habiendo vivido en ciudades con fuertes fronteras y límites Imperfectos, también narra la historia de un mundo a nuestro al rededor, y no solo el del interior de mi mente. Cuando viví en Nueva York no podía ver el fin de la ciudad - solo un horizonte lleno de rascacielos. Esto me provocaba un inquietante sentido de acogedora seguridad.

Ahora viviendo en Tijuana y San Diego, diario atravieso los límites políticos y geográficos de una red porosa que divide a México y Estados Unidos. Al norte de la frontera una serie de carreteras conectándome con el resto del condado, al sur de la garita, cuadras y calles empujadas lo más posible al muro, casi tocándolo.

Límites Imperfectos no teme a mostrar su proceso - siendo líquida, la tinta es naturalmente impredecible al tocar el papel. El color muestra orgullosamente sus cicatrices conforme el pincel viaja por el papel y va haciendo el color más y más evidente. Al igual que la pintura, yo tampoco tengo ningún problema compartiendo mis cicatrices emocionales con ustedes.

En una micro-escala, esta obra revela mi ansiedad personal, un amplio repertorio de pensamientos invaden mi mente al mismo tiempo, cada uno tratando de conseguir mi atención pues constantemente sobre-pienso las cosas. Resulta que Límites Imperfectos es un campo que alberga todos estos pensamientos en un solo lugar, donde pueden merodear libremente y sin tener que vivir en mi mente.

De esta forma, los pensamientos pueden ser cuidadosamente extraídos de mí ser, sin lastimarme a mí o a otros. Aun siendo el creador de esta obra, Límites Imperfectos cobró su propia vida en el momento en que el pincel dejó caer la primera gota de tinta en el papel. Desde entonces, solo puedo ver como la obra crece mientras yo la intento guiar lo mejor que puedo, aunque ultimadamente la obra haya desarrollado su propia identidad.

En esta pieza, la aglomeración de tinta es tan importante como su ausencia. Personalmente, batallo para fijar y defender mis propios límites, tanto los que creo para mí mismo como los límites que fallidamente impongo a otros a mi alrededor. Pero así como Límites Imperfectos comparte momentos de complejidad e imperfección, también está en busca de momentos de equilibrio y tranquilidad, al igual que yo.